Como es bien sabido, el 12 de enero un terremoto de 7,3 en la escala de Richter destrozó a Haití, causando entre 150.000 y 300.000 muertos, además de una gigantesca destrucción material, con el derribo de edificios públicos, hospitales, hoteles y viviendas.
El gobierno de René Preval, asumido en 2006, no había solucionado los graves problemas del pueblo haitiano con anterioridad al terremoto. De hecho su gobierno coexistía con una fuerza militar de ocupación pedida por George Bush a la ONU en 2004 y mantenida hasta el día de hoy: la Minustah.
Ese contingente de más de 10.000 efectivos está dirigido militarmente por Brasil e integrado por muchos países, entre ellos la Argentina. Y como si esto fuera poco, luego del terremoto han llegado a Haití miles y miles de soldados norteamericanos, de la tristemente célebre 82º División Aerotransportada.
El país no sólo está devastado por el terremoto sino también ocupado militarmente por Estados Unidos (decide en el aeropuerto de Puerto Príncipe qué avión puede bajar y cuál no). El gabinete de Preval prácticamente no existe, sucumbió bajo los escombros del terremoto, y antes del mismo ya no se destacaba por su capacidad de trabajo al servicio del pueblo.
Quien fuera presidente constitucional, Jean Bertrand Aristide, fue en febrero de 2004 capturado por los soldados norteamericanos y extraditado a la fuerza a Sudáfrica, en lo que fue el debut de la solución aplicada en 2009 en Honduras.
Hay una gran hipocresía del imperialismo yanqui y sus aliados europeos, Canadá y Japón, respecto al sufrido Haití. Lo han ocupado militarmente muchas veces en el siglo XX y de hecho ahora en el XXI. Le han vaciado sus riquezas. Le han impuesto dictaduras corruptas y sanguinarias como los Duvalier durante décadas y luego siguieron con los golpes de Estado, derrocamiento de presidentes como le hicieron en 1991 y 2004 a Aristide, etc.
Y ahora ponen cara de compungidos Obama, Merkel, Sarkozy y otros presidentes de grandes potencias, y dicen que van a ayudar. Pero lo primero que hacen es enviar miles de soldados, para ocupar el país. En estos días Washington completará una dotación de 9.000 efectivos. Incluso Brasil, que tenía 1.300 militares en la Minustah, ha resuelto que duplicará esa fuerza.
Los únicos que habían acertado respecto al tipo de ayuda que necesitaba el que fuera primer país libre de Latinoamérica y el Caribe (1804), fueron Cuba, Venezuela y demás integrantes del ALBA (Alianza Bolivariana de las Américas).
En particular es muy destacable el rol de los médicos cubanos, aproximadamente 500, que ya estaban trabajando en lugar antes del sismo; asimismo, la ayuda material de Venezuela. Argentina, más modestamente, ha enviado ayuda humanitaria en tres vuelos de aviones Hércules C-130.
Llamamos a las organizaciones sociales, políticas y humanitarias de Argentina a formar COMITÉS DE SOLIDARIDAD CON HAITÍ, que realicen actos y conferencias denunciando la verdadera situación de ese país y condenando la virtual ocupación militar estadounidense.
Esa solidaridad argentina debe reclamar al gobierno de Cristina Fernández el inmediato retiro del contingente militar argentino de la Minustah (565 efectivos), excepto los médicos y enfermeras del Hospital Reubicable de la Fuerza Aérea. Este debe continuar allí prestando servicios a la población civil (no a los militares como era su destino original).
Aunque no es lo fundamental, el movimiento argentino de solidaridad también debe reunir medicinas y alimentos no perecederos, con destino a los médicos cubanos en Haití. ¿Por qué a ellos? Porque son el sector que nos inspira más confianza en que recibirán esa ayuda y le darán el mejor destino. Tenemos total seguridad de que así será.
Que en cada ciudad se designe uno o más lugares para juntar esas medicinas, alimentos no perecederos, pastillas de potabilización del agua, incluso dinero, etc. y que los respectivos comités formados y por formarse luego hagan llegar esa ayuda a los médicos cubanos en Haití, en la Brigada de solidaridad “Henry Reeve”, en Puerto Príncipe.
Nuestro punto de vista no es aislado. Holanda acaba de donar 850...000 dólares a Cuba para que los canalice vía sus médicos en Haití.
Lamentablemente no podemos proponer que esa ayuda dineraria vaya al gobierno de Preval, cautivo de hecho de los marines, ni que los argentinos hagan donaciones –y menos en dinero- a cuentas en bancos a nombre de la embajada de Haití o del gobierno de Haití. Quienes quieran hacerlo, por supuesto, que lo hagan. Nosotros no lo recomendamos por lo antedicho.
¡Viva la solidaridad antiimperialista del pueblo argentino con Haití!
¡Hay que juntar medicinas y alimentos para que los médicos cubanos en Haití los usen para curar a los heridos!
¡Fuera la 82º División Aerotransportada de EE UU de Haití fletada por Obama. Fuera la Minustah. El país necesita médicos, maestros, alimentos, créditos, etc, tal como lo han estado aportando Cuba, Venezuela y demás países del ALBA!
¡Haití necesita ayuda y médicos, no soldados y policías extranjeros!
FIRMANTES
Grupo de Trabajo Solidario MIL POR CUBA- Sergio Ortiz e Iván Peña
Comité Democrático Haitiano en Argentina, Henry Boisrolin.
Secretaría general de ADIUNSa (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta), Carmen Hernández.
Secretario adjunto de ADIUNSa, Jorge Ramírez.
Secretaría General de AGEPJ (Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial de Córdoba), Irina Santesteban.
Secretario de Prensa de AGEPJ, Marcelo Molina.
Comisión de Homenaje a los Desaparecidos y Mártires Populares, Gonzalo Pedano.
MIL POR CUBA, Moreno, Buenos Aires, Gerardo Sosa.
Agrupación TUPAC, Córdoba, Marcos Jaime.
Siempre en Guardia, Ana Daglio.
MIL POR CUBA, Mendoza, Irene Artacho.
Director Médico de la Clínica “Cooperativa Junín Salud”, recuperada por los trabajadores, doctor Angel L. Jaime.
MIL POR CUBA, Salta, Elena Rivero.
(siguen las firmas)
Adhesiones
milporcuba@yahoo.com..ar
milxcuba.moreno@gmail.com
miércoles, 27 de enero de 2010
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Soy cubana y me siento orgullosa de lo que mis corerráneos están haciendo en Haití. Además, quiero adherirme a la nominación de fidel para el Nóbel de la Paz, él es quien más lo merece en el mundo.
ResponderEliminarMariana Enriqueta Pérez Pérez
Escritora. Santa Clara.Cuba